Lo tradicional y lo moderno se une en el robot budista Mindar

por | octubre 2, 2020

Si creías que habías visto todo en la robótica estabas muy equivocado. Os presentamos al robot humanoide Mindar, un sacerdote budista que reza en el templo de Kodaiji, en la ciudad de Kioto.

Mindar, el robot humanoide budista

Lo tradicional y lo moderno se une en el robot budista Mindar

Mindar es un robot de última generación que puedes toparte en Japón pidiendo contra los males que asolan a la sociedad en el Templo de Kodiji. El espacio es un celebre lugar sagrado budista de 400 años de antigüedad que se encuentra en la ciudad de Kioto. Allí simboliza una divinidad llamada Kannon, la diosa de la compasión.

Los visitantes al templo budista pueden verle rezando en una sala contra la vanidad, la ira, el ego y advirtiendo a los hombres sobre el peligro de la avaricia. Sobre una pantalla se lee traducido al inglés y al chino el sermón con el que pretende aliviar el tormento de las personas.

Características del autómata Mindar.

Midar es un dispositivo robotizado que ha sido creado por el célebre profesor de la universidad de Osaka Hiroshi Ishiguro. El diseño del robot y su entrenamiento no ha sido especialmente económico, ya que ha costado un millón de euros. Sin duda es una inversión que choca con la austeridad con la que los sacerdotes predican ante sus fieles.

Para imitar a los humanos el androide tiene una altura de 1.95 cm y pesa sobre los 60 kilos. En el ojo izquierdo lleva incorporado una lente que le permite controlar su entorno.

La parte superior de su cuerpo están fabricados con silicona, mientras que el resto del cuerpo deja al descubierto los artilugios que lo dirigen, incluida la parte superior de su cabeza que precisa estar bien fría.

¿Por qué un autómata sacerdote?.

Cuando los representantes del templo mandaron a Ishiguro que les construyera un robot, buscaban aproximar sus pensamientos a los jóvenes japoneses por medio de un equipo que provocase su interés. 

No obstante, alojar un autómata en un lugar sagrado ha suscitado el rechazo de parte del colectivo budista. Sin duda ven en él una violación del lugar sagrado, así como una deshonra de su tradición.