Pocas son las profesiones que saldrán integras de la evolución digital y la abogacía no está entre ellas. Se piensa que el abogado no será reemplazado por un robot, pero la verdad es que esta afirmación no se puede sostener. Actualmente y según datos, las firmas ya reconocen de manera abierta que una gran cantidad de trabajos que eran efectuadas por letrados u otros profesionales, ahora las hacen las máquinas.
The Law Society (el colegio de abogados del Reino Unido) indica en un informe que el 15% de los bufetes británicos ya han cambiado estos tres últimos años a algunos abogados cualificados por robots.
La implantación de la robotización en los bufetes y la regulación del mercado no conceden el traslado automático de las cifras del Reino Unido a España, pero es una tendencia que se está haciendo notar y los especialistas calculan que acabará llegando en mayor o menor medida este país.
Se puede observar que los despachos españoles se encuentran en un tiempo de entrenamiento y de formación tecnológica. Pero un remedio para evitar la reducción de plantilla será que estos bufetes adapten los perfiles que ya tienen dentro.
Se estima que el tiempo que los abogados emplean a las áreas poco estimadas será liberado en un 30% y un 60% por el sistema de automatización de los servicios jurídicos. Esto significa que nuevas empresas tomarán estas tareas, empujando a los bufetes a examinar su labor y empujando los precios a la baja, lo que se traduce en un modelo del sector jurídico que puede entrar en crisis.
El nivel de trabajo será un 20% menor si los despachos, en el transcurso de los próximos años, no pueden subir su productividad. Para ser optimistas, se espera que sea posible que las pérdidas de empleo se compensen con el incremento de la demanda de servicios legales.